Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.
Conductualmente,
las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a
nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos,
acciones, ideas y nos alejan de otros. Las emociones actúan también como
depósito de influencias innatas y aprendidas, y poseen ciertas
características invariables y otras que muestran cierta variación entre
individuos, grupos y culturas.
Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotĭo, que significa "movimiento o impulso", "aquello que te mueve hacia".
En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad, el llanto.
Las emociones son materia de estudio de la psicología, las neurociencias, y más recientemente la inteligencia artificial. Ver biopsicología de la emoción.
Una emoción es un
estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente
que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y
endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. Las
emociones tienen
una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es
un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o
menos violentas y más o menos pasajeras.
En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente
involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y
creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación
concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe
dicha situación.
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco
importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más
racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados
afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos,
necesidades
e incluso objetivos. De todas formas, es difícil saber a partir de
la emoción cual será la conducta futura del individuo, aunque nos puede
ayudar a intuirla.
Apenas tenemos unos meses de vida, adquirimos emociones básicas
como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con
nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van
haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos,
signos y
significados.
Cada individuo experimenta una emoción de forma particular,
dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de
la
situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y
comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras
que
otras pueden adquirirse.
Existen 6 categorías básicas de emociones.
- MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
- SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa.
- AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
- IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
- ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad.
- TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.
Si tenemos en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen diferentes funciones:
- MIEDO: Tendemos hacia la protección.
- SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
- AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
- IRA: Nos induce hacia la destrucción.
- ALEGRÍA: Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien).
- TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
Los humanos tenemos 42 músculos diferentes en la cara.
Dependiendo de cómo los movemos expresamos unas determinadas emociones u
otras.
Hay sonrisas diferentes, que expresan diferentes grados de alegrías.
Esto nos ayuda a expresar lo que sentimos, que en numerosas ocasiones
nos es difícil explicar con palabras. Es otra manera de comunicarnos
socialmente y de sentirnos integrados en un grupo
social. Hemos de tener en cuenta que el hombre es el animal social por excelencia.
Las diferentes expresiones faciales son internacionales, dentro
de diferentes culturas hay un lenguaje similar. Podemos observar como en
los niños ciegos o sordos cuando experimentan las emociones lo
demuestran de forma muy parecida a las demás personas, tienen la misma
expresión
facial. Posiblemente existan unas bases genéticas, hederitarias, ya
que un niño que no ve no puede imitar las expresiones faciales de los
demás.
Aunque las expresiones también varían un poco en función de la
cultura, el sexo, el país de origen etc. Las mujeres tienen más
sensibilidad
para captar mejor las expresiones faciales o las señales emotivas y
esta sensibilidad aumenta con la edad. Otro ejemplo son los rostros de
los orientales, especialmente los japoneses, son bastante
inexpresivos, pero es de cara a los demás, porque a nivel íntimo
expresan mejor
sus emociones.
Las expresiones faciales también afectan a la persona que nos
está mirando alterando su conducta. Si observamos a alguien que llora
nosotros
nos ponemos tristes o serio e incluso podemos llegar a llorar como
esa persona. Por otro lado, se suelen identificar bastante bien la ira,
la
alegría y la tristeza de las personas que observamos. Pero se
identifican peor el miedo, la sorpresa y la aversión.
Las emociones poseen unos componentes conductuales particulares, que son la manera en que éstas se muestran externamente. Son en
cierta medida controlables, basados en el aprendizaje familiar y cultural de cada grupo:
- Expresiones faciales.
- Acciones y gestos.
- Distancia entre personas.
- Componentes no lingüísticos de la expresión verbal (comunicación no verbal).
- Temblor
- Sonrojarse
- Sudoración
- Respiración agitada
- Dilatación pupilar
- Aumento del ritmo cardíaco
Estos componentes son los que están en la base del polígrafo o
del "detector de mentiras". Se supone que cuando una persona miente
siente
o no puede controlar sus cambios fisiológicos, aunque hay personas que
con entrenamiento sí pueden llegar a controlarlo.
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